viernes, 21 de junio de 2013

La evaluación de los signos vitales del paciente


EVALUACIÓN DE LOS SIGNOS Y SÍNTOMAS II

El paciente muestra típicamente una frecuencia respiratoria elevada y una respiración que puede ser fatigosa o no. La frecuencia respiratoria normal de un adulto es de 12 a 20 respiraciones por minuto, y en los pacientes con SHOCK suele aumentar por encima de 20 respiraciones por minuto. El paciente intenta incrementar la oxigenación de la sangre, aspecto imprescindible para cubrir la demanda de oxigeno por parte del corazón y de los tejidos. El aumento de la frecuencia respiratoria también es necesario para eliminar por los pulmones las cantidades incrementadas de bióxido de carbono producida por células que utilizan el metabolismo anaerobio (metabolismo sin oxigeno).

La evaluación de los signos vitales del paciente ofrece información adicional. Las frecuencias del pulso suelen estar aumentadas. Si aparentemente el paciente presenta SHOCK pero su frecuencia cardíaca es normal, es posible que algún medicamento sea responsable de la incapacidad del corazón para aumentar su frecuencia. Los pacientes con SHOCK medular también suelen presentar una frecuencia normal, como ya se ha señalado. La alteración del mecanismo de bomba debido a la bradicardia (Pulso Bajo o lento) también puede ser un elemento responsable. La cantidad de oxigeno que llega a la circulación central puede influir negativamente en la capacidad del corazón para latir más de prisa.

El pulso puede ser débil y de palpación difícil debido a la disminución de la onda de presión secundaria a la reducción de la presión arterial. En las extremidades puede ser imposible parpar el pulso, pues los vasos de estas zonas presentan contrición para derivar la sangre preferencialmente hacia los órganos vitales en las zonas centrales. En estos pacientes el Técnico de Emergencias Médicas a de evaluar los puntos más centrales del pulso, como los pulsos carotideos y femoral. Si los pulsos centrales son palpables y los pulsos periféricos (Radial y de pies) no lo son, lo más probables es que haya una derivación significativa de la sangre para compensar el estado de SHOCK. Estos pacientes deben de tratarse de manera activa. 

Uno de los últimos pasos que realiza el Técnico de Emergencias Médicas en los pacientes con un posible cuadro de SHOCK es la determinación de la presión arterial. La presión arterial del paciente será más baja que la que tenía antes del SHOCK. Si el paciente tenía una presión arterial baja (hipotensión) pero si no de hipoperfusion (disminución de la perfusión cerebral y de otros órganos), no está en situación de SHOCK. La presión arterial puede ser uno de los últimos signos vitales que se modifiquen en los pacientes con SHOCK.

Siempre que sea posible el Técnico de Emergencias Médicas debe de establecer comparaciones con la presión arterial del paciente antes del episodio actual. Debe de preguntar al paciente y conocer su presión arterial previa para compararla con la actual. Por ejemplo, una mujer joven y sana puede tener una presión Sistólica de 80mmhg en posición de supino, valor que por sí mismo no indica la presencia de SHOCK, y si no existe signo de hipoperfusion, la paciente no padece realmente de SHOCK. Es relativamente frecuente que las personas jóvenes y sanas presenten una presión sistólica inferior a 100mmhg en posición de supino. De la misma manera, el anciano con una presión sistólica de 110mmhg acompañada de signos de hipoperfusion presenta realmente un estado de SHOCK. Este paciente puede tener una presión sistólica basal de 180mmhg, es decir, la presión necesaria para perfundir los órganos vitales y el cerebro. En este caso, la reducción de la presión arterial hasta 110mmhg reduce de manera muy notable la capacidad del paciente para perfundir sus órganos y tejidos, de manera que ahora el paciente no alcanza el criterio de la presión arterial mínima.


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